Strange feelings

El materialismo en su máxima expresión, lo que un articulo material hace sentir con el solo hecho de poseerlo, disfrutar de lo que tiene para cautivar a los sentidos, ese toque efímero que lo material suele dar pero que sin embargo mueve a gran parte del mundo de hoy en día.

Pero que de malo tiene que yo aprecie a ese pedazo de tecnología tan bien diseñado, con sus limpias lineas, simpleza estética, sorprendente interfase y sobre todo tanta capacidad como para almacenar todas mis canciones y jactarse de tener mas espacio, un pequeño hoyo negro que se carga en el bolsillo, me refiero a mi iPod 5G de 30 GB.

No soy el único que siente ese aprecio por su iPod, ya que es una ventana a otro mundo, un mundo con tu propia banda sonora, un mundo donde el camino a la escuela es diferente cada día conforme a tus deseos, lo que escuchas en tu cabeza cambia tu forma de pensar y percibir el mundo pasando por todos los matices de la vida y todo ello mientras se viaja en el camión rumbo a clases.

He aquí el rostro material que suelo mostrar aveces, un tanto alegre porque ese fue el día en que tuve en mis manos mi iPod que con tanto esfuerzo compre, fue un 2 de mayo del 2006 desde entonces hace dos semanas se descompusieron los audífonos originales, fue un calvario ya que solo sonaba uno y el sonido se divide para cada audífono luego dejaron de sonar por un falso contacto, 170 pesos después tengo en mi poder unos audífonos nuevos, solo falta que me acostumbre a ellos.

Se podría decir que aprecio demasiado a mi iPod pero quien no lo haría, quien en su sano juicio no aprecia un objeto que brinda ese espacio individual, esa canción que expande los sentidos la cual puede ser escuchada a la hora que a uno se le pegue la gana, en fin un es una maravilla y vale cada peso invertido o ¿alguien me lo puede negar?